martes, abril 30, 2013

Mashups y parecidos razonables II

En el post anterior, hablaba de mashups: esas canciones que mezclan otras en diferentes combinaciones de melodía, ritmo, letra... Y daba entender que, en muchos casos, había un patrón.

Pongamos por ejemplo uno de mis últimos hallazgos, obtenido de la banda sonora de Pitch Perfect (estrenada como Dando la nota aquí en España). Un grupo de a capella compuesto sólo por chicas 'improvisa' una canción tipo mashup (o remix) con Just the way you are y Just a dream. A mí me encantó, la verdad, pero... ¿Realmente tiene tanto mérito? ¿No será que todas las canciones pop acaban siendo idénticas unas a otras? 

Esta misma pregunta se hicieron el grupo cómico Axis of Awesome y llegaron a la conclusión de que, de hecho, en 4 acordes pueden resumirse muchas canciones1. Curiosamente, la mayor parte de estas canciones han resultado tener mucho éxito de público. Me pregunto si nuestro cerebro estará más predispuesto a ciertos arreglos... But I digress. Para descubrir los títulos de cada una de las 40 canciones, podéis mirar en este vídeo. Aunque si preferís el material original, hay una nueva versión del grupo que ha sido ampliada y está disponible en su web.


Obviamente, AoA no son los primeros en darse cuenta de este hecho, ni los únicos en compartirlo con humor. Antes que ellos, otros cómicos han mostrado a las claras la curiosa proliferación del canon de Pachebel en las canciones actuales. Como Rob Paravonian:


Alguno dirá que muchos músicos han pasado por conservatorio, tienen formación clásica y les afecta a la hora de crear su propio estilo. Aunque lo cierto es que hay gente que le hecha mucho morro y pasa de romperse la cabeza. De ahí surgen los plagios y otros efectos de los taquiones.



(1) Aparentemente, según gente entendida de esa que comenta por el youtube, los cuatro acordes sí son los mismos2, pero la clave varía ligeramente de unas canciones a otras.
(2) En inglés son C G Aminor F, o bien E B C#m A, o aun diría más: 1 5 6minor 4... A mí me suena todo igual de bien porque no tengo ni idea.

viernes, abril 26, 2013

Mashups y parecidos razonables

Encontrar buena música en la radio es toda una hazaña. A lo más que se puede aspirar es a escuchar una canción de esas que enganchan y que te haga gracia un tiempo. Así que, cada vez más a menudo, tengo que recurrir a otras fuentes. El clásico de cotillear las canciones de amigos y conocidos, aunque sólo sea por variar. O el más común de preguntarle a google. Internet está lleno de lugares recomendables para este fin. (Y de lugares terribles, si uno no se anda con ojo.)

Un día encontré por casualidad una canción que me pareció pegadiza y se la puse a una amiga. Se llamaba Soul of fireflies. Riendo, mi amiga me explicó que eran dos canciones mezcladas (Fireflies, de Owl City, y Hey, Soul Sister, de Train). Y entonces descubrí los mashups. Es un mundo muy variado y complejo. A riesgo de inventarmelo un poco, diría que un mashup consiste en usar la melodía de una canción con la letra cantada de otra. No siempre es así, claro. Puedes mezclar muchas canciones en diferentes proporciones, añadirle ritmos, efectos de sonido,... Un popurrí elegante elaborado por un DJ, vamos.

El autor de la "canción mezclada" que he mencionado antes es Norwegian Recycling, y tiene todo un canal dedicado a este tipo de canciones. Hay algunas muy autodescriptivas, como How 6 songs collide, o Wanna be mixin' somethin', en la que además se centra en canciones de un único artista, y otras que cuentan una historia (diferente a las originales) a través de la letra de múltiples canciones, como en Miracles. Lo cierto es que cuanto menos cariño les tengas a las canciones originales empleadas, más se disfrutan estas mezclas.

Una vez que fui consciente de esta modalidad musical, no hacía más que verla por todas partes. Y cuando luego escuchaba las canciones originales, mi cerebro saltaba a la 'siguiente' canción. El caso es que, en muchos casos, los mashups se quedan con lo mejor de cada trocito de canción que usan. Como por ejemplo, en el remix de Kurt Schneider, que remezcla Love the way you lie, Dynamite y Teenage Dream, y que además tiene un cantante bueno, para variar, Sam Tsui.

La fiebre se ha extendido, y existen muchas mezclas incluso entre diferentes estilos. Como Lady Judas, de Wax Audio. Estoy segura de que a muchos les parecerá un anatema haber juntado en una misma canción a Lady Gaga y Judas Priest. A mí me parece una broma fantástica, y que la canción Judas mejora bastante así. Pero claro, es que Painkiller mejora todo lo que toca...




El próximo día os contaré que en realidad la música pop se parece tanto entre sí, que hacer mashups es pan comido.



martes, abril 23, 2013

Verdad verdadera


- ¿Me quieres?
- No, te prefiero.

La posesión o pertenencia de/a otro ser humano no es amor, y desde luego no es una relación sana. El diálogo anterior lo oí en la radio, a principios de mes, por un escritor que estaba siendo entrevistado en un programa. Me pareció la declaración de amor más bonita de todas.

Aquí va la mía: ¡Feliz día del libro!

Si me disculpáis, voy a pasearme por el centro de Madrid con una sonrisa en la cara. ¡Y a intentar conseguir que Molinos me firme el libro!

jueves, abril 18, 2013

Cuentos inconclusos

La Historia Interminable, de Michael Ende, incluía miles de guiños en su narración, que hacían referencia a otras historias "que serían contadas en otra ocasión".

Recuerdo haber pensado varias veces: un día volveré a buscar esas historias y las contaré. Y hete aquí que, por casualidad, cae un libro en mis manos de una escritora que debió de pensar lo mismo, y lo consiguió. La historia de un bosque donde los árboles cantan...

No sé si el libro de Laura Gallego será una ñoñez, o si merecerá la pena, pero me ha picado el gusanillo. ¿Qué fue de los cuatro desiguales mensajeros que llegaron a informar a la Emperatriz Infantil y de la amistad que forjaron? ¿Cómo se hizo famoso el gnomo Enguibuck, cuando avandonó su investigación científica sobre Uyulala? ¿Quién volvió a por Graograman, la Muerte Multicolor, en nombre de Bastian? ¿Cuál fue la discrepancia fundamental entre los Tres Pensadores Profundos del Monasterio de las Estrellas? Y la pregunta más importante: ¿consiguió Bastian volver a Fantasia y enseñar a otros el camino?

Al segundo día atravesaron el País de los Árboles Cantores. Cada uno de los árboles tenía una forma distinta, hojas distintas, distinta corteza, pero la razón de que se llamara así esa tierra era que se podía escuchar su crecimiento como una música suave, que sonaba de cerca y de lejos y se unía para formar un potente conjunto de belleza sin igual en toda Fantasia. Se decía que no dejaba de ser peligroso caminar por aquella región, porque muchos se habían quedado encantados, olvidándose de todo.
Michael Ende

Los genios tienen puntos en común. Sin ir más lejos, Neil Gaiman también regala retazos de cuentos que nunca empezaron en su País de Sueños:

Una ciudad pavimentada con tiempo. Un tren lleno de mujeres silenciosas que traquetea en un eterno crepúsculo. Cabezas hechas de luz. Los grifos no deberían casarse. Los vampiros no bailan. Un hombre que hereda un carnet para la biblioteca de Alejandría. El sol poniéndose sobre el Partenón. Un viejo que poseía el universo y lo guardaba en un tarro de mermelada dentro de un polvoriento armario bajo la escalera. Una sestina sobre el silencio, usando las palabras clave: oscuridad, harapiento, nunca, grito, fuego, beso. Un trocito de cartulina azul.
País de Sueños (The Sandman)
Neil Gaiman

¿Me atrevería a seguir esas historias?

lunes, abril 15, 2013

Transmetropolitan, de Warren Ellis et al.

A dos volúmenes del final de la serie de cómics, y disfruto cada segundo, cada atropello y cada insulto de la cortante ironía que escupe el periodista de gafas asimétricas. Necesitamos un Spider Jerusalem que nos levante del sofá mental y siembre el caos en nuestras vidas, infectadas de corrupción y apatía. Gracias por el préstamo, Iván.

El hombre más peligroso para cualquier gobierno es el hombre capaz de pensar por sí mismo, sin importarle las supersticiones y tabúes imperantes. Casi inevitablemente llega a la conclusión de que el gobierno bajo el que vive es deshonesto, demencial e intolerable, y por lo tanto, si es un romántico, trata de cambiarlo. Y aunque no sea personalmente un romántico, es muy hábil sembrando el descontento entre los que lo son.
H. L. Mencken
Smart Set Magazine
Diciembre de 1919



 Spider Jerusalem

lunes, abril 08, 2013

Kamikazes por el mundo

Siempre me he declarado "niña urbanita", pero aparentemente mi comportamiento no se debe únicamente a haber vivido en ciudad toda la vida. Cada ciudad es única y, en el caso de Madrid y Barcelona, dolorosamente diferentes.

Sin entrar en grandes polémicas (políticas), hay dos aspectos concretos que desesperan al peatón madrileño que se mueve por la ciudad condal. El más notorio es la velocidad de desplazamiento. Como decía una conductora residente allí, parece que van "repartiendo magdalenas". Y ya si eres usuario del transporte público, tu desesperación no conocerá límites. Tus instintos más básicos, perfeccionados tras años de duras pruebas en el metro de Madrid ("¡Vuela!" no es sólo un slogan, es un leitmotiv), te instan a propulsarte en modo marcha olímpica: técnicamente no estás corriendo, porque en algún momento de la zancada al menos uno de tus pies toca el suelo, pero alcanzas velocidades suicidas. Sólo que el resto de pasajeros no.

Sin duda lo más frustrante es no poder trepar frenéticamente por el lado izquierdo de las escaleras mecánicas. La amplia afluencia de turismo que asola Barcelona se deposita lacónica en ese carril sagrado. Más de una vez me he sentido asaltando la torre de algún castillo futurista, apartando a codazos y empellones a viajeros despistados y demás gentes inconscientes, o saltando sobre maletas, bolsas de la compra y niños varios.

El otro aspecto más desconcertante y peligroso es la duración de los semáforos. En la mayor parte de ciudades del mundo, la luz verde del peatón parpadea unos segundos con el objetivo de alertar ante el inminente cierre del disco. Si estás a mitad de cruce, suele dar tiempo a llegar al otro lado a salvo. En algunos sitios, más adelantados, proporcionan incluso una cuenta atrás muy de agradecer. En Madrid, es la señal que indica: "aún puedes empezar a cruzar y llegar al otro lado, deprisita pero sin grandes aspavientos." A veces ni siquiera corremos. En Barcelona, significa: "corre por tu vida, ¡ya!" Parpadea dos veces y se cierra. Game over, man.

Para añadir leña al fuego, cada vez que he intentado compartir mis quejas al respecto con urbanitas no-madrileños, me han interpelado con la inevitable: "Pero, ¿tanta prisa tienes?" Y la sangre de mi yo-kamikaze entra en ebullición. Considero mi derecho inalienable el poder ir correteando por el metro, o cruzar in extremis por cualquier paso de peatones. No necesito un motivo. Mi tiempo es mío y lo malgasto como quiero, no como otros decidan. 

No espero que lo entienda el resto del mundo, pero sé que el reducto de velocistas suicidas no profesionales agradecen que comparta mi Ira. Va por vosotros.