lunes, diciembre 31, 2012

Aférrate a mí (Fall on me) 4/4

Autor del fanfic original: Mariner. Escrito entre el Cáliz de Fuego y La Órden del Fénix. La historia está basada en personajes y escenarios creados por JK Rowling, a quien pertenecen. No se persigue provecho monetario alguno, ni la infracción de ninguno de los derechos de autor.


III

El resto del día transcurrió con bastante calma. Sirius se llevó una manta y un libro al jardín y se sentó allí durante varias horas, hasta que el sol se hundió en el horizonte y las sombras empezaron a alargarse sobre la hierba. Le estuve observando por la ventana de cuando en cuando y nunca le vi pasar una página.

Me senté a editar un artículo denso y largo que debía entregar en una semana. Era raro ponerse a trabajar como siempre cuando ahí fuera estaba Voldemort preparándose para la guerra. Era como si tuviera que estar haciendo algo más, algo útil y con sentido. En lugar de eso, me senté y me dispuse a luchar con cinco páginas llenas de notas al pie para un artículo sobre un nuevo método para destilar la solución básica de la poción Crece-huesos, que, aparentemente, incrementaba la productividad en un treinta por ciento. Me pregunté qué diría Severus Snape si supiera que estaba revisando sus referencias.

Escuché la puerta trasera abrirse y cerrarse al entrar Sirius, oí sus pasos mientras caminaba por la cocina, pero no le presté mucha atención hasta que escuché el grito y el ruido de cristales rotos.

sábado, diciembre 22, 2012

Aférrate a mí (Fall on me) 3/4

Autor del fanfic original: Mariner. Escrito entre el Cáliz de Fuego y La Órden del Fénix. La historia está basada en personajes y escenarios creados por JK Rowling, a quien pertenecen. No se persigue provecho monetario alguno, ni la infracción de ninguno de los derechos de autor.


II

Para que realmente hubiera comida, primero tenía que ir a la compra. Sirius quería acompañarme como Canuto, pero su entusiasmo se esfumó cuando le informé de que tendría que llevarle con correa. Le dejé acurrucado en el salón con uno de mis libros y me aparecí en el pueblo, con la intención de abastecerme con toda la comida favorita de Sirius. Cinco minutos después, plantado delante de la sucursal local de Provendar & Grubbs, me di cuenta de que no recordaba cuál era su comida favorita. Terminé arrastrando la bolsa de la compra por la tienda tres o cuatro veces,  cogiendo todo aquello que me sonara, aunque fuera vagamente.

Sirius daba vueltas por la cocina mientras yo trataba de embutir todas mis compras en la nevera.

Esperamos una inminente escasez de comida, ¿no?

No quedaba sitio para las fresas, así que me limité a volcarlas en un escurridor, ponerlas en el fregadero y abrir el grifo de agua fría. ‘No me decidía, así que he cogido un poco de todo.

Más bien, mucho de todo.’ Sirius pescó una fresa y le dio un bocado. ‘No es que me esté quejando, no me entiendas mal.

El día que tú te quejes por demasiada comida, Voldemort ganará el premio a La Sonrisa Más Encantadora del Bruja Semanal.

La comida consistió en sándwiches de jamón y queso, ensalada, patatas fritas y fresas. Sirius se lo comió todo, hasta los restos de sal del fondo de la bolsa de patatas. Cuando me levanté para recoger la mesa, noté que me observaba pensativamente.

¿Remus?

¿Sí?

¿Cómo consigues el dinero?’ Parecía nervioso por la pregunta. Podía imaginarme perfectamente lo que vendría a continuación – el inevitable ofrecimiento de compartir gastos – y decidí cortarlo de raíz.

Pues ya que lo comentas, tengo un trabajo. En la publicación trimestral de la Academia de Alquimia. Me envían los artículos para editarlos y corregirlos. Puedo hacerlo todo desde casa, y siempre que llegue a tiempo para la fecha de entrega, a nadie le importa si no trabajo en luna llena.

Parece hecho a tu medida.

Creo que lo fue. El Servicio de Apoyo para Hombres Lobo lo organizó.’ Ésa era la historia oficial, en cualquier caso. Estaba bastante seguro de que, en realidad, Albus Dumbledore era el artífice del acuerdo, pero si él no quería decírmelo, yo no le iba a preguntar.

Sirius seguía pensativo y nervioso. Tenía el presentimiento de que estaba tratando de calcular cuánto era el salario de un editor autónomo, y sopesarlo con el coste de la compra de hoy. Afortunadamente, sabía cómo distraerle de esa cadena de pensamientos.

Bueno, ¿estás preparado para ese boggart? Vamos a equiparte adecuadamente.

lunes, diciembre 17, 2012

El Caos y la Noche

Alto, delgado, pálido, de pelo negro revuelto, sin control. De pasado incierto, misterioso y futuro aún más impredecible.

Hay personajes que quedan grabados para siempre en la memoria. Impactan con su sola presencia, con su evolución. La imagen mental que nos creamos de ellos es muy poderosa. Son seres increíblemente atractivos, en todos los aspectos de la palabra. Nos visitan en sueños, mucho después de haber concluído nuestra lectura sobre ellos.

Su vestimenta es una capa, o un manto negro como la noche, lleno de interrogantes, cuyos límites se funden con sus cabellos. Poseen miradas que atrapan al que mira, penetrantes, inolvidables. Arrastran a su víctima al límite de la locura ante lo que muestran a través de sus ojos.

Si esos ojos son verdes ya tenemos a dos de tres. Recuerdo que la primera vez que hice esa apreciación, recibí escepticismo y algo de sorna. A mí no me pareció tan inverosímil. El parecido físico era importante, a fin de cuentas, a pesar de las diferencias en tono de sus respectivas historias. Para mí, la descripción de Harry habría sido inspirada por la de Tarod. Claro que puede que sus autoras nunca hubiesen tenido el placer de leerse la una a la otra. Louise Cooper creó un Iniciado, y posteriormente un Proscrito, que acabó siendo decisivo en la batalla del Orden y el Caos. Joanne K. Rowling creó a un niño que sobrevivió y nos fue mostrando su crecimiento y su importante papel en la lucha entre el bien y el mal.

Con la diferencia de que en la trilogía sobre el Señor del Tiempo, el Orden y el Caos no simbolizan el Bien y el Mal. Los extremos, y especialmente los extremistas, son siempre peligrosos. Y esto nos lleva al tercer personaje en discordia. El Señor de la Noche.

Encontré a Nahadoth en el primer libro de la trilogía del Legado, Los Cien Mil Reinos. Su parecido con Tarod, tanto en descripción física como en cuanto a historia personal, me resultó apabullante. N. K. Jemisin había creado a un dios de la Noche y el Caos que fue atrapado en una cárcel humana como castigo por parte de otro dios, señor de la Luz y del Día, por rebelarse al orden de las cosas. Las similitudes eran enormes, y crecían por momentos. También había una mujer en medio, ¿o una diosa?, aunque su papel es bien distinto en el proceso, el final era bastante similar.

No quiero decir con esto que se trate de un plagio. Nada más lejos. Ambas historias son distintas y su desarrollo no es equivalente. El descubrimiento personal del pasado de Tarod y su enfrentamiento final son el objeto de los tres libros del Señor del Tiempo. Nahadoth, Señor de la Noche, y su particular lucha contra su hermano y enemigo, Itempas el Brillante, ocupa un lugar central en el primer libro, únicamente. Ignoro lo que ocurre en la continuación de la historia, ya que aún no la he leído.

Pero es curioso cómo parece funcionar el imaginario colectivo. Las descripciones precisas de la forma de los cabellos y los rasgos faciales son prácticamente calcadas en Tarod y Nahadot. Ambos inician su andadura en clara inferioridad respecto a su concepto opuesto. Ambos simbolizan el caos y la oscuridad para los hombres.

Y el manto que envuelve al Señor de la Noche es idéntico al que cubre al Señor del Sueño, Morfeo de los Eternos. Y con la imagen superpuesta de sus pálidos rostros, enmarcando unos ojos que nos atrapan como pozos sin fondo, nos fundimos en oscuridad y sueños agitados.

Buenas noches.

jueves, diciembre 13, 2012

Aférrate a mí (Fall on me) 2/4

Autor del fanfic original: Mariner. Escrito entre el Cáliz de Fuego y La Órden del Fénix. La historia está basada en personajes y escenarios creados por JK Rowling, a quien pertenecen. No se persigue provecho monetario alguno, ni la infracción de ninguno de los derechos de autor.

(Continuación)

No había mucho que ver: un cuadrado de hierba que necesitaba una pasada de cortacésped, algún arbusto de zarzamora que necesitaba una poda y los restos podridos de un cobertizo de herramientas que necesitaba una reconstrucción desde los cimientos. Puede que el año que viene empezase una huerta. O un herbario. Esos siempre olían bien.

Trataba de decidir dónde pondría mi hipotética lavanda respecto a mi hipotético arbusto de romero, cuando apareció Sirius, todavía un poco mojado pero sin la capa de polvo que llevaba antes. La túnica que le había dado colgaba holgadamente de sus hombros, provocándome el deseo de arrastrarle de nuevo a la cocina a por un segundo desayuno, pero me contuve y me hice a un lado para dejarle sitio en los escalones.

¿Qué haces?’ preguntó.

Arreglo el jardín.

Ah.’ Se sentó a mi lado y estiró las piernas. ‘Parece duro.

Pues sí, ¿quieres ayudarme?

Me encantaría.

Nos quedamos allí un rato, sin movernos, sin hablar, disfrutando tranquilamente del silencio. Sirius cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás, girando la cara hacia el sol. Algunas de las líneas alrededor de los ojos y la boca se suavizaron, y por un momento le pude reconocer como el Sirius de antaño, disfrutando de la luz del sol como si nada malo pasara en el mundo.

Algo se rompió con estruendo en el cobertizo de las herramientas, y Sirius abrió los ojos con un sobresalto.

domingo, diciembre 09, 2012

De Polifemo, alcohol y autores noveles

¡Por fin!

Por fin me puse a ello, y acabé con ganas de contarlo. ¿Alguno habéis oído hablar de Álvaro de la Riva? Probablemente no, lo cual es una pena. Álvaro es un tipo que escribió una novela llamada Parásitos. Para cualquier persona eso supondría denominarlo escritor, pero al parecer las editoriales no se han mostrado propicias. Me topé con él y su libro sin apadrinar por casualidad, como ocurre con los mejores encuentros. Contesté a su anuncio en eBay y en la respuesta me regalaba la oportunidad de leer su obra.

Tengo la costumbre de leer varios libros a la vez, por lo que intento no mezclar dos del mismo género. Así me lío menos. Esto viene a cuento para explicar la enorme demora entre este regalo desinteresado y mi lectura. Eso, o que soy un desastre y lo voy dejando todo para el final. Lo importante es que este mes le tocó el turno: lo copié al eBook y me puse a la tarea en mis diversos viajes en metro.

Creo que si tuviera que describirlo con una palabra sería... divertido. Claro, que eso se quedaría corto. Es lo que tienen las definiciones de una palabra. Sin embargo, mi sensación primera y primaria durante la lectura de Parásitos era ese cosquilleo que empieza en el fondo del estómago, sube por la garganta y estalla en carcajada incontrolada. En varias ocasiones conseguí la atención envidiosa de mis compañeros de vagón.

He de reconocer que, pasado el prólogo (un apunte de diario), me pasé buena parte de la novela con una sonrisa en los labios y me costaba dejar de leer. Porque además está francamente bien escrito, que es algo que ya comenté que no es de recibo. Conforme el libro avanza, la trama se va complicando, las aventuras a las que se lanzan los inconscientes de los protagonistas van acelerando el ritmo de la obra y la gravedad de los sucesos te atrapa sin remedio. 

No es una novela ligera, aunque se lea a buen ritmo: como la vida misma, nada es tan sencillo como parece y los factores externos no se pueden controlar. Las carcajadas se hacen más esporádicas hacia el final, pero el sentimiento general es de disfrute a varios niveles. 

Una de las pegas, si se la puede llamar así, sería la de ponerle la temida etiqueta del género. Cuando la empecé, pensé que se trataba de una novela de ciencia-ficción. Con el tiempo, al entrar en acción personajes de leyendas griegas y monstruos que podrían haber escapado del universo Lovecraftiano, decidí que había más ficción que ciencia, con una pizca de fantasía aderezando el conjunto. Sin olvidar el humor que impregna cada paso y nota mental del protagonista que narra la historia en primera persona. ¿He comentado ya las conspiraciones y las ingentes cantidades de alcohol que pueblan la novela?

Pero me voy a detener aquí. No quiero quitaros la oportunidad de disfrutar de esta experiencia por vosotros mismos. Álvaro nos da permiso para circular su obra, así que os animo a ello con entusiasmo. 

Os dejo con las palabras del escritor (con todas las letras):

¿Argumento? A grandes trazos se podría bosquejar como una aventurilla de gente inepta en un mundo extraño (y no, no es sobre política). Alienígenas que se funden absurdamente (o no) con la mitología griega y ofrecen diversión a base de bocados sangrientos y de buenas dosis de cerveza bien tirada.

La idea principal es que, si alguien la quiere y le gusta, sencillamente se la pase a sus conocidos. No veré un duro con ella, o bien poquitos si alguien desea entrar en el enlace que añado como explicación a una distribución justa, pero me sentiré más que pagado con cada comentario (bueno o malo) que levante en los posibles futuros lectores.

Pues eso: éste es mi granito de arena. ¿Alguien se anima?

martes, diciembre 04, 2012

Aférrate a mí (Fall on me) 1/4

Autor del fanfic original: Mariner. Escrito entre el Cáliz de Fuego y La Órden del Fénix. La historia está basada en personajes y escenarios creados por JK Rowling, a quien pertenecen. No se persigue provecho monetario alguno, ni la infracción de ninguno de los derechos de autor.

Nota del Autor en el original: La historia comienza al final del cuarto libro, cuando Sirius fue a "esconderse por un tiempo en casa de Lupin."

I

Hay cosas que nunca cambian. Es poner comida en la mesa y Sirius se presenta.

Acababa de preparar el desayuno cuando apareció Canuto. No sabía que era él, claro. Escuché unos arañazos en la puerta y fui a mirar por la ventana, esperando ver una mascota perdida o una ardilla particularmente osada. Lo que vi fue a Canuto, con aspecto polvoriento y desaliñado, sentado en los escalones de la puerta principal. Tenía cardos enganchados en el pelo y barro en las patas.

Me quedé allí de pie, como un idiota, hasta que lanzó un suave ladrido y levantó la pata para rascar la puerta de nuevo, entonces me acerqué y le dejé entrar. Esperó hasta que hube cerrado la puerta tras él y corrido las cortinas, antes de volver a transformarse en Sirius. Tenía el mismo aspecto polvoriento y desaliñado en su forma humana. Aún le colgaba un cardo de la ropa, como si de un patético adorno se tratara. Se lo sacudió impacientemente con el dorso de la mano.

Hola, Remus’, dijo tranquilamente.

Hola, Sirius.’ Permanecí con las cortinas en la mano, mirándole, mientras trataba de encontrar algo más interesante que añadir. Había pasado un año desde que lo viera por última vez, ocho meses desde que tuve noticias suyas. Ni siquiera sabía que estuviera aún en tierras británicas. Y ahora estaba en mi recibidor, balanceándose sobre los pies con aspecto cansado, observándome con unos ojos llenos de cautela e incertidumbre. Me di cuenta de que si no decía algo pronto, iba a pensar que no era bien recibido.

Me alegro de verte.’ Me dirigí hacia la cocina, indicándole con un gesto que me siguiera. ‘No me lo esperaba, pero me alegro.

Me envía Dumbledore’, dijo como si eso lo explicara todo, y en parte supuse que así era. La tensión de sus hombros indicaba que no le había enviado a transmitir buenas noticias, pero antes de que pudiera preguntar, olfateó a su alrededor y se acercó a la mesa de la cocina como si su nariz tirara de él. ‘Oye, ¿son salchichas lo que huelo?

Sírvete.’ No había cocinado para dos. Tampoco había comprado para dos, pero estoy acostumbrado a saltarme comidas de vez en cuando, así que cogí otra taza del armario sobre el fregadero, serví té para ambos, y luego me senté a mordisquear una tostada mientras Sirius atacaba los huevos con salchichas. Apenas se molestaba en masticar, y me pregunté cuántas comidas se habría saltado últimamente.

Bueno, ¿qué ha ocurrido?’ pregunté cuando terminó.

Sirius se había relajado un poco mientras comía, pero ahora su mirada se endureció de nuevo y las líneas alrededor de la boca se pronunciaron más. Alejó el plato vacío y tamborileó con los dedos sobre la mesa.

Voldemort ha regresado.