Es curioso que me siga sorprendiendo que la vida pasa para los demás, incluso cuando no estoy con ellos. Su situación cambia, sus circunstancias se ven afectadas por diversos azares, su percepción de mí cambia con el tiempo; del mismo modo que me pasa a mí con ellos, claro.
Hace poco descubrí que me había convertido en criatura mitológica, a un paso de ser leyenda viva. Mi personaje, como no podía ser de otra manera, es un combo de otros pre-existentes. Resulta que soy una extraña mezcla de Zeus, Medusa y Prometeo. Mi palabra es ley, con sólo una mirada puedo paralizar (de miedo) y soy capaz de obtener valiosos dones de las altas esferas.
Reconozco que, a pesar de la sorpresa inicial, me ha enternecido que me subieran a semejante pedestal. Son adorables, mis patitos. Los echo tanto de menos, y me acuerdo tanto de ellos, que me anima saber cuánto me tienen presente, aunque sea a través de un prisma de adoración y temor.
Va por vosotros, criaturas.
:'( :'( son lagrimas de felicidad eh?? qué bonito!
ResponderEliminarMuaks! ;)
Eliminar