lunes, enero 28, 2013

Magia escéptica

Pocas veces me ha ocurrido que al leer un libro, decida dejarlo a medias. He leído libros muy malos, y aún así los he acabado. Como en la manida analogía del accidente de tráfico: la fascinación por seguir contemplando el horror es superior al argumento racional de "emplea tu tiempo en algo más útil,... como observar cómo crecen las flores."

Reconozco que al principio se trataba también de una cierta compulsión. "Si lo empiezas, lo acabas." Con el tiempo, decidí que mi tiempo era valioso y que el mundo estaba lleno de libros increíbles, como para emperrarme en leer todos los libros de una serie que hubiera empezado, por ejemplo.

Sin embargo, hay uno que me lleva dando una pereza suprema leer: Eldest, la continuación de Eragon. Tanto es así, que me regalaron la edición bonita de los dos primeros libros y, después de varios años de coger polvo en mi estantería, los he registrado en libroscompartidos.com para regalarlos. En un último momento de flaqueza, empecé el segundo libro la semana pasada, pero me estaba destrozando los nervios y me he rendido. Es una de los poquitas veces que he hecho trampa. He hojeado aquí y allá para enterarme del final y fuera.

Es tan previsible. Tan carente de originalidad. Tan collage de otras historias del género (El Señor de los Anillos, mayormente, pero es que hay elementos hasta de Star Wars). Es tan típico todo lo que ocurre... Que me ha sorprendido encontrar este fragmento. 

En una conversación entre el protagonista Eragon y su maestro élfico, el primero le pregunta por la religión de los elfos. Debo aclarar en este punto que las enseñanzas que recibe el susodicho giran en torno a la magia: idiomas perdidos, hechizos, comunión con la naturaleza y todos sus seres. El pack completo. Y va Elrond, digo, Oromis y le contesta:

Creemos que el mundo se comporta según ciertas leyes inviolables y que, mediante un esfuerzo persistente, podemos descubrir esas leyes y usarlas para predecir sucesos cuando se repiten las circunstancias.

Ehm. Espera. ¿Qué...? ¿Soy la única a la que le parece que ésa es la respuesta que daría un científico ante la pregunta de qué es lo que hace? Vale, me ha picado la curiosidad. No hay más remedio que leer el discurso completo. Esto es lo que dice cuando el muchacho le pregunta por el origen del mundo:

Sea como fuere, no puedo demostrar que los dioses no existen. Tampoco puedo probar que el mundo y todo lo que existe no fuera creado por alguna o algunas entidades en un pasado lejano. Pero puedo decirte que en los milenios que llevamos los elfos estudiando la naturaleza, nunca hemos presenciado una situación en la que se rompieran las leyes que gobiernan el mundo. Es decir, nunca hemos visto un milagro. Muchos sucesos han desafiado nuestra capacidad para explicarlos, pero estamos convencidos de que fracasamos porque ignoramos lamentablemente el universo, y no porque una deidad haya alterado las obras de la naturaleza.

Ojiplática perdida estoy. Es algo que uno esperaría encontrar en un argumento de un escéptico. ¡Pero este tío hace magia! Lee las mentes y mueve objetos sin tocarlos. ¿Será una campaña designada a elevar a los magufos y demás pseudocientíficos a un estatus superior? ¿Para que la gente piense que suenan tan sensatos como los que hacen ciencia de verdad?

Tras un par de ejemplos prácticos que desacreditan a otras razas (a lo enanos, qué sopresa), el protagonista está mustio y desolado por esta perspectiva de un mundo frío donde no hay vida después de la muerte. Su mentor le ofrece la siguiente reflexión:

Al contrario, es un mundo mejor. Un lugar en el que somos responsables de nuestras acciones, en el que podemos ser buenos con los demás porque queremos y porque es lo que debe hacerse, en vez de portarnos bien por miedo a la amenaza del castigo divino. 

Se me salta la lagrimita. Excepto por el pequeño detalle de que en el libro se nos ha explicado que este increíblemente complejo pueblo de elfos magos, ateos y cientifistas ha estado huyendo de la confrotación directa con el tirano del país que habitan, a pesar de tener poder de sobra para proteger al pueblo llano del hambre y las guerras que les han asolado durante años. Pero esperad, que el elfo-jedi concluye así:

No te diré qué debes creer, Eragon. Es mucho mejor aprender a pensar con espíritu crítico y que luego se te permita tomar tus propias decisiones, que imponerte nociones ajenas. Me has preguntado por nuestra religión, y te he contestado la verdad. Haz con ella lo que quieras.

Jo, qué bonito. 

Lástima que el muchacho lo descarte de su mente con un: "Pero entonces, la mayoría de los humanos y los enanos se estarían engañando. No puede ser que tanta gente se equivoque." 

A fin de cuentas, es una historia dirigida a gente joven de magia, dragones y un destino predeterminado. Si el protagonista se viera influenciado de repente por estas palabras, sería directamente manipulación. Me pregunto qué aprenderá de su experiencia de primera mano en el mundo. Si comprendiera que tiene la opción de elegir, de pensar por sí mismo, y no que debe actuar conforme a su papel de elegido y blablablá. ¿Cambiaría el cuento? Ésa sí que sería una estupenda lección. Pero no pienso leer más de C. Paolini para enterarme.

6 comentarios:


  1. HM, tema interesante. Las dos primeras citas, sí, parecen sacadas de un científico y luego de un escéptico. La tercera...

    ... pues la tercera me ha recordado a lo que un amigo me comentó hace unos días sobre Immanuel Kant. Él decía que poder es deber (o eso entendí, aunque repito que no he leído bien la tesis y que puedo estar metiendo mucho la pata). Si puede hacerse algo, entonces debe hacerse algo. No me convence, porque mi amigo estaba medio dormido cuando me lo dijo, pero es básicamente una especie de norma moral. Si puede hacerse el bien, debe hacerse el bien. Lo que me viene a chocar con lo que dice ese elfo en la tercera cita. Me pongo en modo "Matemático encendido".
    "... en el que podemos ser buenos con los demás porque queremos, y porque es lo que debe hacerse....

    ¿Lo trata como una conjunción o como una disyunción lógica inclusiva? Primero debería definirse qué es "hacer el bien a los demás", cuál es la normativa que tienes del bien (un metro patrón, sí). Y la contradicción es que lo que a veces se debe hacer no se quiere hacer. ¿Debo hacer mis deberes para convertirme en un elfo hechicero de nivel veinticuatro? Sí, evidentemente sí. Pero ¿que deba hace que quiera? Recíprocamente, lo que yo quiero no es siempre lo que yo debo hacer. Yo quiero comer siete kilos de chocolate blanco. ¿Debo hacerlo? ...

    Hablaré como un ser humano (o casi) creyente. Sí, sí, puedo rezar tranquilamente el Credo de los Apóstoles y el Credo Niceno-Constantinopolitano, sin problemas. Desde este punto de vista, no creo que dar por verdadera la existencia de Dios tal y como lo presenta la doctrina de la Iglesia Católica sea quitarnos la responsabilidad de los actos que hacemos o dejamos de hacer. Si bien condicionados, si bien sostenidos por la misericordia divina, si bien atacados por el adversario en hostil y cruenta destrucción de aquello que más odia, seguimos siendo libres, en tanto poder decidir aquello que queremos hacer y aquello que no queremos hacer. La voluntad es racional, y no depende del sentimiento ni de la emoción. Pero como soy libre, soy enteramente responsable de mis acciones; de las buenas y de las malas. De hecho, es el establecimiento de Dios, un parámetro absoluto, lo que determina que es el bien y qué es el mal. Dios es bueno y justo por ser Dios, no porque mis ideales de bondad y de justicia coincidan con lo que Dios es. Es algo así como la definición de Dios o un concepto primitivo.
    En ocasiones ordinarias se da el caso de que sí, las buenas obras se hacen por temor al castigo divino. No es lo ideal, lo que teóricamente debería abundar, pero es algo. Sería agradable desear que las buenas obras se hicieran por amor a Dios, sin esperar ni temer; de no poder ser esto, pues hacer las buenas obras esperando la recompensa del cielo; y ya sí, como última opción, ser bueno por temor al infierno. Pero a pesar de que esa sea la teoría, la práctica involucra a los seres humanos; y prefiero que los seres humanos sean buenos y se acerquen a Dios por temor en lugar de que perseveren en el mal y se pierdan de forma irremediable.

    Antes me llamaba particularmente la atención la ciencia; ahora no tanto. La segunda cita, ahora que lo pienso, no coincide tanto con el escepticismo científico. Citando a Abraham van Helsing (sí, es que yo tengo unas referencias tan serias :P ) "¡Ah, es error de nuestra ciencia querer explicarlo todo! Y si no puede explicarlo, dice que no hay nada que explicar".

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    1. Por donde empiezo a responderte, Nicolás...

      Por el final, mismamente. La segunda cita habla de un argumento muy conocido entre filósofos y físicos: la navaja de Ockham. Esencialmente, dice que la explicación más sencilla es la correcta. Vamos, que no hace falta montarse una gran epopeya con dioses o dios todopoderoso para explicar el mundo que nos rodea. Pero que la explicación sea sencilla, no significa que sea fácil encontrarla :)

      En cuanto a la tercera cita, no puedo responder por Kant, pero sí te puedo decir que mientras la gente tienda a hacer el bien y lo consiga, me importa poco si creen en el Dios cristiano, en Alá o en Buda. Lamentablemente, muchas de las religiones organizadas en torno a estas creencias acaban mostrando un aspecto fundamentalista de "o conmigo o contra mí", y si es contra mí, prepárate al fuego eterno y la condenación. En vida o después.

      Lo que realmente me gustaría, es que la gente usara el sentido común para guiar sus acciones. Realmente no cuesta tanto distinguir entre lo correcto y lo pernicioso. Lo que cuesta es actuar en consecuencia.

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  2. Quizás sí, oye, la intención haya sido acreditar los fenómenos parapsicológicos como la psicocinesis y la piroquinesis, la clarividencia y la telepatía. Pero lo usual es que la ciencia descarte lo increíble, lo que no puede ser explicado en términos de ecuaciones (que está bien hecho, porque eso es la ciencia y no debería intentar hacer algo que no está llamada a hacer). El problema sobre los milagros, creo yo, es considerar a la ciencia como la jueza de toda nuestra vida. El conocimiento riguroso y válido por excelencia, lo único que podemos considerar como cierto (a pesar de que la ciencia misma dice que su conocimiento es susceptible de error y de cambio con el correr del tiempo). Eso sería tan ridículo como: Uno de los axiomas de un cuerpo es que si a y b son elementos del cuerpo K ab=ba, entonces da lo mismo lavar los platos y luego secarlos que secar los platos y luego lavarlos. La ciencia es, sí, una luz que alumbra muchos misterios del universo, no lo discuto. Pero no es el único espectro de luz posible, y bajo otros espectros de luz pueden develarse muchos otros misterios (recuerdo que vi un documental en el que los tíos salían con luces ultravioleta para encontrar escorpiones en el desierto... y repito "Sí, mis fuentes son taaan serias").

    ¡Joder, menudo testamento! XD

    P.S. Y justo esta mañana estaba intentando encontrar coherencia interna entre dos cosas aparentemente contradictorias sobre la libertad y el condicionamiento, la responsabilidad y la culpa :)

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    1. Antes de nada, decir que mi post tenía un enfoque ligeramente irónico, y no creo realmente que el libro intente dar un pátina de ciencia a lo magufo.

      Dejando esto a un lado, la ciencia no descarta lo increíble o el milagro. La ciencia busca siempre una respuesta a las preguntas más fundamentales. El clásico ¿por qué? de un niño pequeño. Y busca estas respuestas basándose en pruebas contrastables y tratando de dar una respuesta sencilla, que ya hemos dicho que no es fácil.

      Pero pretender que cualquier disciplina llevada a cabo por el hombre está libre de errores, sería absurdo. De hecho es algo genial: estar siempre dispuesto a encontrar una respuesta mejor a la encontrada. Eso es buscar la percepción, no permanecer anclado en dogmas pasados, como hacen las paraciencias y religiones varias.

      Ah! Y lo de lavar los platos y secarlos o a la inversa, ilustra una de las leyes fundamentales en las que se basa la ciencia: no se puede invertir la flecha del tiempo, es decir, el caos siempre aumenta en el universo. O como decían en los Simpson: "En esta casa respetamos las leyes de la Termodinámica!!"

      Por otro lado, para discutir sobre temas como el sentido de la vida siempre estará la filosofía. Aunque la respuesta sea 42 ;)

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    2. *buscar la perfección (se me lengua la traba escribiendo...)

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  3. Oye, la navaja de Okham es un principio fantástico. Creo que todos comenzamos por allí. Pero no lo sé. En ocasiones vemos que una seguidilla de respuestas sencillas generan un panorama complejo. El dogma es sencillo, pero genera un profundo arco argumental desde las raíces del hombre. Las leyes físicas son sencillas, pero desde el bueno y querido Newton hemos llegado a doce partículas fundamentales y a cuatro fuerzas (y no hace falta que diga lo complejo que se ha hecho el camino). Que la respuesta sea sencilla no implica que la realidad estudiada lo sea.

    Cuando decía que la ciencia descarta el milagro no quería decir que lo hiciera de mala manera. A ver. Para muchos el milagro tiene un trasfondo sobrenatural, un origen divino (o demoníaco, si es un falso milagro). La ciencia puede analizar, estudiar y determinar causas físicas del milagro (perfectamente válidas, por lo demás). Pero no puede verificar o no si todas esas causas fundamentadas en principios naturales son o no producto de una circunstancia azarosamente fortuita o, por el contrario, si existe un Dios rector de los principios físicos que pueda alterar las condiciones para provocar un milagro (siguiendo o no las leyes físicas que él mismo instituyó y que los hombres descubrimos).

    Aunque en este punto sea más sencillo, por Ockham, decir "El árbol fue calcinado por un rayo producto de una diferencia de potencial eléctrico entre las cargas de las nubes" que "DDios, creador del cielo y tierra, etc etc, lo hizo", la navaja nos dice que hay mayor probabilidad de que la primera sea cierta. Pero la navaja no descarta la otra, y la ciencia no puede determinar si Dios, sirviéndose dde medios naturales, hizo que un rayo fulminara al árbol.

    Mujer, no digas ese número en voz alta, que el universo se entera de que lo sabemos y luego se arma :P

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