domingo, enero 20, 2013

O por qué yo iba siempre con el otro

A pesar de mi amor por los protagonistas de los libros, cuando era pequeña nunca me pasó algo así con los dibujos animados que veía. De hecho, ocurría más bien el efecto contrario. Era empezar Tom&Jerry o cualquier episodio de Silvestre y Piolín, y cabrearme como una mona. Malditos enanos cabezones. ¡Siempre se salían con la suya!

Porque no se trataba de que me cayera especialmente bien el gato correspondiente. No, no. Es que el opuesto me caía como una patada en la espinilla. Deseaba que le pasaran cosas horribles. Que por una vez, ganara "el otro". Pero el que más rabia me daba, sin duda, era el Correcaminos.

El Coyote era un cenizo sin precedentes: no importaba las veces que planificara con sumo cuidado, los increíbles aparatos, trampas y armas de los que se proveyera, ni lo rápido que corriera. El maldito bicho azul siempre se las ingeniaba para sarlir indemne. Suserable...

Veía capítulo tras capítulo, hasta que mis esperanzas de que se invirtieran las tornas se esfumó con el "mic-mic" de fondo. Hasta un día en que uno de mis compañeros del instituto apareció con la camiseta más revanchista que he visto en mi vida.

El Coyote, con un hacha al hombro, media sonrisa y ceja arqueada, se erguía triunfante sobre el cadaver del Correcaminos, apoyado sobre un tocón y cuya cabeza aparecía separada del resto del cuerpo a una distancia irreparable. Se notaba la saña y satisfacción impresa en cada gota de sangre. El mensaje que firmaba la obra era una oda a la felicidad: "Por fin se hizo justicia"

Por más que he buscado la imagen por internet, no he sabido encontrarla. Así que dejo otra un poco más apta para estómagos delicados.

willy coyote and the roadrunner


Y para otras diatribas perturbadoras sobre el mismo tema, os sugiero que paséis por aquí. Somos legión y estamos contigo, |ngenius.

1 comentario:


  1. Ahora que lo mencionas...

    ... recuerdo que el semestre previo al anterior, en una de las guías de Introducción a la Física (la de Transformaciones de Galileo), salía un problema con el Coyote y el Correcaminos. Ni falta que hizo pensar el bendito problema. Estaba claro que el Coyote no se encontraría en ningún momento con el Correcaminos :P

    Creo que, a la larga, los personajes que se las traen de listillos y de ganadores (porque lo son, tampoco es que se lo crean sin fundamentos) terminan resultando insoportables. En el fondo sabemos que esos tíos, en la vida real, actúan como los grandes idiotas del siglo, y terminas empatizando con el pobre perdedor que siempre es apaleado, golpeado, pisoteado o d) todas las anteriores.

    ¡Arriba el Coyote! ¡Arriba Tom! ¡Abajo la colonia! ¡Abajo el perfume! ¡Arriba el champú!

    ...

    ... Se me ha escapado :P

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