Siempre me hace mucha gracia ver el comportamiento de ciertos 'colectivos'. Los góticos paseando por el Retiro los fines de semana soleados. Esos chavales que van con sus rastas, sus pantalones caídos, cuidadosamente desarrapados, mochila montañera al hombro, repletos de piercings... y el último modelo del iPod en el bolsillo. Tú sí que eres antisistema, tío. Ésa es la revolución que se espera de ti. Luego ponte a colgar pancartas, haz pintadas en las fachadas públicas, ve a manifestaciones y grita consignas que no entiendes.
En fin, que me hacen gracia estos jóvenes, desorientados por modas y corrientes de pensamiento que apenas consiguen aprehender y a continuación han cambiado de rumbo y están fuera de onda y otra vez vuelta a empezar. Todo esto tiene sentido mientras buscan construirse una personalidad, se hacen un hueco en el mundo, se reubican y readaptan mientras las hormonas de la adolescencia les aporrean el organismo. Pero continuar haciendo lo mismo al llegar a la universidad deja de tener la excusa biológica. Seguimos alargando el momento de la madurez mental: a los 25, a los 30, a los 35... Y seguimos viviendo en el patio del colegio: riñas, envidias, celos, rabietas, estupidez colectiva y aletargante. Qué cómodo es esto. Vivir sin pensar, escudado en tu 'colectivo' particular, que hoy es éste, pero mañana es cualquier otro, que total no hay tanta diferencia. Y duerme en casa de tus padres los fines de semana, mientras abandonas en tu coche deportivo la facultad que okupabas de lunes a viernes.
Antes me consolaba pensando que esto se cura cuando sales del ambiente universitario (y encuentras un "trabajo de verdad", claro), pero la investigación está intrínsecamente ligada a ésta y no hay salvación para mí: viviré en la guardería eternamente si no quiero jugar a la política y a la economía. O ni siquiera entonces, probablemente. Valientes Casas del Saber son las universidades. Moldeamos las mentes de los montruos que nos devorarán mañana. El futuro a veces parece aterrador.
>>. Esos chavales que van con sus rastas, sus pantalones caídos, cuidadosamente desarrapados, mochila montañera al hombro, repletos de piercings... y el último modelo del iPod en el bolsillo. Tú sí que eres antisistema, tío.
ResponderEliminarJoder, has descrito en una frase al 90% de la población adolescente/no tan adolescente.
Mancantao el post.
2 cosas:
ResponderEliminara) aprehender. muy elegante, sí señora. ;)
b) AMÉN. suscribo al 1000‰ lo dicho
Crystal porque has puesto " me hacen gracias estos jóvenes" nosotras ya no somos jóvenes??? Buhhhhh.... q miedito!!!!
ResponderEliminarElena
He continuado la frase!! "Estos jóvenes que...", para especificar. Claro que somos jóvenes, Ele! Y muy pequeñas si nos ponemos, incluso :)
ResponderEliminarBarbija, te confesaré que esa frase iba a constituir todo el post. El resto es que me he emocionado y no he podido parar, jeje.
Orofea: a) Ché! Una, que lee mucho, juas. b) Gracias, majo!
¿Y que tienes contra el ipod? Ah, espera, que yo soy geek, yo si puedo tener uno.
ResponderEliminarTodos hemos sido jóvenes confusos alguna vez. Yo creo que todavía lo soy.
Aunque algo menos, bien mirado me da algo de pena...
De todas maneras estoy de acuerdo contigo. Lo que pasa es que ODIO decir que los jóvenes de ahora ya no son como los de antes. Perfiero pensar que es solo que están más lejos.
Lo contrario me da más miedo...
Partiendo de que estoy completamente de acuerdo con lo dicho, lo de la facultad ocupada se refiere a la facultad de físicas de la complutense...¿no pertenecerás a ella, verdad?
ResponderEliminarNo, Desilusionista, en realidad me refería a cualquier ocupación en general, la universidad en sí misma no es tan relevante en estos casos. Y no llegué a pertenecer a la facultad de físicas de la Complu, aunque hice parte de mi máster allí :)
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