viernes, julio 06, 2007

Cambios tejidos en sueños

Llevo mucho tiempo ausente, ¿verdad? Pero no sólo de aquí, no vamos a repetir obviedades acerca de las actualizaciones de este sitio. En general, llevo casi dos semanas sin pisar por tierras blogueras. Por una parte, no he estado físicamente, y por la otra, no he estado mentalmente. Por decirlo de alguna manera.

Las ideas se escurren en mi cabeza, como agua entre los dedos, como el sueño al despertar. Estoy leyendo The Sandman, de Neil Gaiman. Eso explica muchas cosas.

Mi vida se agita con cambios inesperados. Algunos planeados en la semiinconsciencia, otros en la inconsciencia total. Pero ya son inevitables. He estado una semana de campamento, como monitora. Ha sido uno de los mejores que recuerdo, no por las actividades en sí (que también), sino por las relaciones entre las personas que allí convivimos. Sus consecuencias aún me estremecen y me vapulearán durante un tiempo. Me afectan más de lo que tenía planeado, pero era previsible. Soy como soy. Más obviedades, no importa.

No voy a hablar del campamento, ni de la gente, ni de mí. Bueno, de mí sí, pero no en ese escenario. Hay otro cambio mayor, a todas las escalas. Me han concedido una beca. Parece que haré una tesis, lejos de aquí, con gente que aún no conozco, de una forma a la que no estoy acostumbrada. Adiós, Madrid. Hola, Barcelona. Espero que me tratéis bien. Voy a estar cuatro años viviendo sola por primera vez. Extrañaré casa, amigos, costumbres y familia. No, claro que no es en ese orden. Parece inevitable: me hago mayor. Los cambios siempre son en contra de la voluntad de uno, son necesarios, a veces deseables. Qué contradictorio. Pero es cierto.

En otro momento, hablaré del campamento. En otro momento, hablaré de las maravillosas personas que he conocido, que espero no olvidar. En otro momento, hablaré de la beca, de mi nueva vida en tierras no-del-todo-extrañas. En otro momento.

Hoy estoy así. Qué le vamos a hacer. Por ahora me preocupan dos cosas: despedirme de la gente y acabar el master. Por ese orden. Menos mal que tendré un poco de mi niño mágico antes de acabar el mes.

Ya os echo de menos, porque hace tiempo que me fui. Cuando decida dónde me encuentro toda yo, esperaré ansiosa las visitas. Que no os lo tenga que repetir. Por favor...

6 comentarios:

  1. Voy a añadir la nota pesimista. Cuando me vine a Salamanca sólo pensaba una cosa. "Lloro no por irme, sino porque sé que llegará el momento en que no quiera volver."


    En fin. Que disfrutes de la vida, que es breve. Cualquier día un fulano se te acerca y te suelta: Mi nombre es Ïñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre, prepárate a morir!

    ResponderEliminar
  2. Cualquier día un fulano se te acerca y te suelta: Mi nombre es Ïñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre, prepárate a morir!
    ¿Y si ya me lo han dicho? Tengo mieeedo...

    ResponderEliminar
  3. ¡Soy como un Predictor, pero en friki!

    ResponderEliminar
  4. El consuelo es que aquí vas a estar en el mismo sitio y con los mismos amigos.

    Felicidades y suerte.

    ResponderEliminar
  5. Por cierto, Blanco Humano, creo que nunca te he dicho que esa frase ha sido una de las que más me han animado desde que asumí que me iba. Gracias :)

    ResponderEliminar
  6. Me alegro mucho, la dije con esa intención.

    ResponderEliminar

La ortografía y la gramática son amigas mías. Si las pisoteas, la censura caerá sobre ti. Avisado quedas.

Por lo demás, cuenta lo que te plazca. Despacito y con buena letra.