sábado, febrero 03, 2007

Harry Potter en la gran pantalla

Hace un par de semanas empecé a escuchar los podcast que los fans de HarryLatino llevan currándose desde el año pasado: HLradio. Sin pasar a criticar los programas en sí, que han mejorado mucho últimamente en comparación con los primeros, quería compartir mi estupefacción por un hecho, al parecer habitual en cualquier grupo de fans lo suficientemente animado como para crear una página web. Todos son fans hasta la muerte. Vale, me diréis, esa no es una gran noticia. Tenéis razón. Lo que me alucina es que no sólo defienden los libros de Harry Potter a capa y espada, sino que están absolutamente encantados con las películas.

Para gustos los colores, eso no voy a discutirlo, pero... ¿las películas? ¿Realmente les parecen buenas? ¿Por qué están enamorados de sus actores/actrices y no paran de suspirar por que estrenen la siguiente? Vengayahombrepordiós.

Quizá yo sea un bicho raro, porque cada vez que estrenan una de esas películas voy (al estreno, claro, que una tiene una imagen de friki que mantener) sufriendo por adelantado ante la barbarie que perpetran en cada ocasión. Cierto es también que me pasa con prácticamente cualquier libro que haya leído y del que adaptan luego una película, pero en el caso de los libros de J. K. Rowling es sangrante.

Vamos por partes: primera película. Era la novedad, así que no hacía falta meterse en internet para averiguar el resultado del casting de los protagonistas. Qué - horror. ¿Quién demonios se ocupó de esa selección? Repasemos los conceptos fundamentales: Harry Potter, el niño que sobrevivió, es un chiquillo delgaducho, con gafas redondas, una cicatriz con una curiosa forma de rayo en la frente, de pelo moreno y siempre desordenado y con unos brillantes ojos verdes. Posteriormente sabremos que con ese pelo negro azabache y alborotado es la viva estampa de su padre, pero que los ojos verdes son regalo genético de su madre. Está claro, ¿no? ¡¡Pues entonces a quién c*ñ* se le ocurrió elegir a Daniel Radcliffe!! Es un mequetrefe de pelo castaño y lacio, de ojos azules. ¿Ningún miembro del rodaje de alguna película se ha molestado en leerse al menos uno de los libros? El tiempo me ha dado la razón, ya que no sólo NO se parece al protagonista de mis adorados libros, sino que no tiene ni la más remota idea de actuar. Cada vez que hace alguna mueca simulando una emoción (la que sea) se me retuercen las entrañas. Ains. Me parece bastante plausible el rumor de que le eligieron porque era el único que nació el mismo día que el personaje. País.

Seguimos. Del resto del trío, bueno, dije adiós a mis esperanzas de que ese Ron Weasley se pareciese al de mi imaginación (en las películas es el recurso para hacer el payaso, pobre); sin embargo Hermione Granger al final estuvo bien como Emma Watson, perfectamente odiosa y repelente. McGonagall me pareció demasiado mayor, aunque no tanto como Snape. Vamos a ver: Alan Rickman es un gran actor, nadie lo pone en duda, pero Snape es... es... tiene que ser desagradable, grasiento, odioso y mucho más joven, dicho sea de paso. A pesar de que es genial que le eligieran porque es bueno actuando, Alan Rickman no puede evitar exudar glamour por cada poro de su piel, y Snape no es así, ¡es el malo de la historia! ¡Y es grasiento! Me pierdo, dejémoslo. Y de Dumbledore... bueno, digamos que era el menos malo que podrían haber elegido (al de ahora no le aguanto), pero eché de menos más vivacidad, la nariz realmente ganchuda y torcida y un poco más de cuello. En serio. Fijáos bien, no tenía cuello.

En fin, estrenada la película y después de sufrir con ella de lo lindo, me quedo con los efectos especiales que me permitieron ver por primera vez el fantástico techo del Gran Comedor y toda la magia que envuelve Hogwarts. Ah, y con la banda sonora del principio: estará para siempre asociada en mi cabeza con Harry Potter, John Williams fue una elección genial.

La segunda película casi me da dolor de corazón nombrarla. Más de lo mismo: mismo reparto, mismo director, más efectos especiales (ese gran coche volador contra ese horrible ¿sauce? boxeador)... y una hecatombe: el doblaje de Ron Weasley. No recuerdo haberme retorcido tanto en la butaca de un cine cada vez que le oía gritar perseguido por las arañas. Espantoso. La siguente en versión original, por favor.

Llegamos a la tercera. Aquí ya sabía que no me gustaría nada de nada, pero soy así de masoca y me fui una vez más al estreno. ¿Que por qué no me iba a gustar nada de nada? Porque el tercero es y será mi libro favorito. Aparecían por primera vez los Merodeadores (ay! Lupin y Sirius...) y Rowling se sacó de la manga un viaje en el tiempo que me dejó encantada. Bien, pues el guionista de la película debió de (h)ojearse el libro, para ver más o menos la idea: ahá, sauce boxeador, sí, hombre lobo, un prisionero que se escapa, ahá, algo de un hipogrifo, vaya: un viaje en el tiempo... vale, lo tengo. Luego se fue de juerga y al día siguiente, con una gran resaca, escribió el guión. Por supuesto su ayudante tuvo que retocar ciertos detalles echándole mucha imaginación, pero en esencia así se quedó. Y si no es ésa la historia tuvo que ser algo muy parecido, porque una vez vista, uno se queda pensando qué demonios fue aquello del ciervo plateado y por qué no dicen directamente que el trío protagonista está formado por Harry Potter, Ron Weasley y Emma Watson. Me apiado de todos aquellos que fueron a ver la película sin haberse leído el libro.

Por mucho que me cueste reconocerlo, lo cierto es que la tercera película fue la más ágil hasta ese momento (en las otras daba tiempo a echar cabezadas) y la mejor como película. Sólo que no hablaba del tercer libro, cogía los nombres de los personajes y alguna que otra escena, pero el resto era una recreación imaginativa de otra secuencia de hechos sin relación aparente con sus homólogos en papel. Y no me tiréis de la lengua con la elección del actor para hacer de Lupin y el espantoso hombre lobo (se olvidaron de la parte de 'lobo') . Mira que destrozarme así a ese gran personaje, en su mejor momento de la saga, tiene delito la cosa.

Seguiría hablando de la cuarta película, pero lo cierto es que sólo la vi una vez, en el cine, y necesitaría de un segundo visionado para poder criticarla agusto. Por cierto, que esto debe ser ya un ladrillo considerable y nadie habrá llegado hasta aquí. (Ah, tú sí, angelito mío, qué fuerza de voluntad más admirable, gracias, gracias, snif). Además, todo lo que recuerdo es que a la salida del cine estaba tan ofendida porque casi no había salido Sirius Black que le destripé el final del quinto libro a uno de mis amigos diciendo: "Jo, en ésta casi no sale y en la siguiente se lo cargan, no hay derecho..." Ups.


Pues nada, a esperar a que estrenen la quinta película, jeje.

4 comentarios:

  1. Bueno, la culpa de los ojos azules de Harry en las películas es de Radcliffe. Los realizadores quisieron que usara lentes de contacto verdes, pero le irritaban mucho los ojos. Además, creo que cuando hicieron la primera película no sabían lo importantes que serían los ojos de Harry en el futuro.
    A propósito, ¿que te parecieron Richard Harris y Michael Gambon como Dumbledore? Hay quienes dicen que Harris fue mejor.

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  2. Como ya he dicho, si hay que elegir me quedo con el que no está. Igual es por fastidiar, fíjate. No sé, me convencía un poquito más el primero, era más abuelito. El de ahora, qué quieres que te diga, si cuando se cabreó con Harry en el Torneo de los Tres Magos (otra cosa que me indigna profundamente, ¿a quién se le ocurrió esa versión de la historia?) daba hasta miedo... Mira, otra cosa no sé, pero Dumbledore no da miedo. Infunde respeto a sus enemigos, ¿pero miedo? En fin, que me gusta sufrir, está claro :)

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  3. A mí me corta la digestión ese doblaje de Ron, que parece que está lobotomizado... Y lo que me inquieta es que a este ritmo, cuanto terminen las pelis, Hermione va a ser madre de siete hijos y Harry va a tener más barba que Papá Noël.

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  4. Esa es otra, Jezabel, los ninios de las pelis son como los de cualquier serie americana: ni ellos se creen la edad que se les supone. Yo albergaba la esperanza de que adujeran un cambio en el tono de los libros para cambiar de forma radical el reparto de las tres últimas películas. Pero no ha habido suerte, han sacrificado una 'posible' buena actuación (es que peor es muy difícil) por la continuidad. Gran tragedia donde las haya...

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