jueves, abril 27, 2006

We're half way there

Mirando el otro día un vídeo de la canción Livin' on a prayer, de Bon Jovi, se me ocurrió pensar algo realmente estúpido. Y como todas las cosas estúpidas que se me ocurren, sólo me di cuenta de ello cuando se lo comenté a mi hermano:

- Pues era mucho más guapo Jon Bon Jovi en este vídeo de los 80 que en el que me bajé el otro día del Emule, ése de un miniconcierto que dio el año pasado...
- Tú y tus manías. ¿Pero has visto qué pelos llevaba? ¿No te gusta ahora?
- No, si sigue estando bueno y eso, pero la forma de cantar, de moverse, de sonreir. En este vídeo no para de saltar y hacer el payaso.

Por fin, una lucecita del tamaño de un letrero de neón se me encendió en el cerebro:

- Anda, claro, si es que han pasado veinte años. Si no era así cuando era joven, ¿cuándo lo iba a ser?

Que cosa más tonta, ¿verdad? Pues tardé un buen rato en darme cuenta de que esos veinte años entre actuación y actuación lo cambiaban todo. Bueno, aún puedo permitirme el lujo de ser una inconsciente y de no apreciar estos detalles fundamentales. O por lo menos, lo puedo poner como excusa.

El caso es que hace un rato estaba pensando en el vídeo de marras (otra vez). Repasaba en mi cabeza los saltos de Bon Jovi sobre el escenario y se me ocurrió que eso es más o menos lo que llevo haciendo desde que nací. Espera, espera, que tenía sentido. A ver, mi cabeza funciona a base de imágenes, así que hay que ponerse en situación receptiva. :

Cuando uno está al principio de su vida, creciendo, formándose, va trazando un camino y se le presentan, a su vez, otros tantos caminos ante él. Cuando eres joven te ves de pronto ante un sinnúmero de posibilidades, ramificándose ante ti, extendiéndose hasta el infinito. Así que allí planté al desmelenado de Jon Bon Jovi, saltando alegremente de camino en camino. Al principio es muy fácil, todos los caminos parecen posibles, cada uno con su atractivo, de momento lo suficientemente cerca como para que el cambio sea sencillo. Según se va avanzando, hay que alargar más el paso para poder escoger otro sendero mejor adaptado a nuestras necesidades, los saltos se dan con más esfuerzo y el riesgo de caer aumenta. Finalmente, te encuentras con que llevas mucho tiempo en la ruta actual, que ya no intentas saltar en busca de un nuevo rumbo, y casi te sientes satisfecho. Pero al echar la vista atrás y contemplar la senda que nunca se ha de volver a pisar... (Tenía que hacerlo, lo estaba pidiendo a gritos). Decía, que al mirar atrás, forzando al máximo los recuerdos, aún debemos apreciar aquellos otros caminos que apenas pisamos, si es que lo hicimos, y entonces la luz que nos rodea se atenúa.

Por eso el Jon Bon Jovi actual se había oscurecido. Su pasado había sido demasiado brillante. Su sonrisa fue más sincera y sus ojos más inocentes, cuando contemplaba todo aquello que podría ser. Cuando él se mira, ¿estará satisfecho? ¿o sigue jugando al "¿Y si...?" como hacemos el resto de los mortales?

3 comentarios:

  1. La pregunta es... ¿realmente es más brillante el pasado, simplemente por tener más sendas abiertas?

    Yo, en ocasiones, lo veo mucho más oscuro, más enmarañado; no había nada seguro, todo eran posibilidades que podían hacerse realidad o no...

    Reconozco que me suele gustar ver la vida como una excursión al monte. Al principio no tienes claro hacia dónde ir; el bosque no te permite ver el paisaje, y debes de fiarte de quienes han puesto los carteles en los caminos prefijados. O arriesgarte al campo a través, claro.

    Pero, una vez has cobrado altura, el objetivo está diáfano, ves el camino ante ti, y cada paso que das todo es más espectacular, ves lo que has hecho y lo que te queda por hacer...

    Y en la cima es donde más luz hay :)

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  2. Vaya, Eleder, no me lo había planteado así. Es un interesante punto de vista, meditaré sobre ello :)

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  3. Pues si quieres, lo comentamos en vivo otro día... cuando termine El Libro con el que ya estoy ;))

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