viernes, febrero 17, 2006

Conversaciones de almohada

¿Por qué se muere la gente a mi alrededor?

¿Hace falta la muerte para validar la vida? ¿De verdad apreciaríamos la vida si no fuesemos a morir? Pero, ¿qué necesitamos para darnos cuenta? Si el único golpe de efecto es el último que recibimos, ¿qué aprendemos? Si justo nos damos cuenta de lo que vale la vida al morir, ¿de qué sirve?

La gente se muere a mi alrededor. No me gusta. Me da miedo. Aún no quiero morir, pero aunque eso ocurriera, a mí realmente me daría igual. Porque para mí sería el final. Ya está. Se acabó. Que le ocurra a otros, sin embargo, gente a la que quiero...

El otro día desperté llorando, luchando con las sábanas, la desesperación y la angustia. Soñé que morían mis padres. Recuerdo que al final no sólo sentía pena, también rabia porque nadie quería decírmelo, reconocérmelo. Y yo lo sabía. Sufría por la sospecha, y luego sufría por la verdad.

¿Es mejor prepararse para la muerte, propia o de otros? Quizá aprovechar hasta el último minuto sea menos doloroso. Pero, ¿para el que se queda o para el que se va?

Se queda. Se va. ¿A dónde? Es tan reconfortante no pensar, a veces; saberlo de antemano sin necesidad de razonamientos.

Ascensión, Cristina, Sotero: ¿ya nunca más? La huella no se borra, por eso duele. Si se borrara, ¿dolería menos? ¿dolería más?

¿Por qué sigo oyendo tus pasos cansados, toc, brum, toc toc, brum, cada vez que vuelvo a tu casa? Siempre digo que soy muy impresionable. Es que guardo las impresiones de mucha gente. ¿Es eso la eternidad? No la persistencia de la memoria, la persistencia en la memoria.

4 comentarios:

  1. ¡Uy! Esto no me lo esperaba. No ahora. No sé qué contestar. Muchas preguntas, y más que viven en mí.

    Este tema me cuesta sacarle por los dedos, no me engaño y tampoco le hablo con voz. Simplemente le siento y le reflexiono. Creo que no he hecho otra cosa en el 2005 que precisamente eso. Pensar sobre la muerte.

    Dependiendo de los días tenía diferentes caras, aptitues, tonalidades y exigencias. Ha sido como convivir con alguien desconocido, que nada más verle la silueta, comienza a dejar un huella imborrable en ti. Que a través del tiempo en que le tienes presente, crees que vas conociéndolo y lo más soprendente, comprendiéndolo.

    Hay incluso un día en el que te levantas sin miedo, y vuelve el absurdo convencimiento de que le has superado, te has insensibilizado ante la silueta, ante su sugestión, e incluso ante ti mismo.

    Acaba pronto. Otro día te levantas temblando, o contestas mal a una pregunta sobre tu futuro, o el alma se te encoge por un pérdida inesperada... e incluso, después de un periodo en el que te considerabas estable, contestas estas palabras ante un escrito, tu escrito.

    Así que solo puedo decir:

    - Lo siento, no lo sé

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  2. :)

    Malala ha pasado a verme, las nubes negras han desaparecido de mi horizonte.

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  3. Creo que a medida que pasa el tiempo, que nos hacemos mayores, vamos asumiendo más la idea de la muerte. Calro que duele la pérdida, pero nos reconciliamos con la realidad de que somos mortales.

    Bicos, Crystal.

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  4. Siempre un honor tenerte por aquí, Peke, bicos para ti también.

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La ortografía y la gramática son amigas mías. Si las pisoteas, la censura caerá sobre ti. Avisado quedas.

Por lo demás, cuenta lo que te plazca. Despacito y con buena letra.