lunes, octubre 17, 2005

Posponiendo lo inevitable

Llevo días tratando de alargar el momento de asomar de nuevo la cabeza por aquí y contar algo. Hay una poderosa razón por la que uno cambia de nombre al dar vueltas por la red. Tiene la absurda esperanza de convertirse en alguien anónimo, cambiar un poco las restricciones de su vida y decir lo que piensa con total 'impunidad'. Pero (siempre lo hay) una acaba entrando en ciertos lugares, conociendo ciertas personas y, cuando se quiere dar cuenta, ya se ha implicado emocionalmente. La única salida honesta es ser sincera hasta las últimas consecuencias.

Aunque nuestra realidad (en internet) ha cambiado ligeramente respecto a los parámetros a los que nos tiene acostumbrados, tenemos que ser nosotros mismos. Con todas las consecuencias. No se trata de que antes tuviéramos dos caras: la 'real' y la 'virtual'. Simplemente mostrábamos aspectos de nuestra persona distintos a los que solemos. En realidad, con cada nueva persona que conocemos es igual: a nadie tratamos de la misma forma, ni a todos nuestros amigos les contamos las mismas cosas. Sabes con quien puedes contar y para qué.

El problema, si es que se puede llamar así, surge al enfrentar ambas realidades. Podríamos seguir con el paralelismo y decir que hay amigos a los que nosotros queremos y apreciamos, cada uno por su lado, pero que puede que no se lleven bien entre sí. Algo similar ocurre cuando enfrento mi yo-real, con mi yo-virtual. Para mí no hay grandes diferencias: soy yo, tratando de mostrar mis reflejos a los que me rodean. Pero no es lo mismo hablar cuando sabes que te escucha una persona que cuando lo va a hacer otra. A veces pienso que no diría las mismas cosas, o que las diría de otra forma, si supiera concretamente quien me fuera a escuchar.

Hablaros a vosotros, blogalitas y comentaristas habituales, no es ni remotamente parecido a hablar con mis amigos 'de fuera'. Y ahora que me escuchan todos a la vez, me encuentro atrapada en un limbo extraño. Así que dejemos esto claro una vez y para siempre. Este es mi blog, en él digo lo que pienso, o lo que se me ocurre sin ton ni son. Cualquier cosa que no se entienda en los post, tendrá su aclaración en los comentarios. Para comentarios más personales dispongo de un montón de correos (algún día averigüaré cómo dejar mi dirección de mail ahí a la derecha). Si tengo la suerte de poder veros a diario, entonces habladme de otras cosas, de nuestro día a día. Cuando esté preparada para mezclar completamente mis dos mundos, os avisaré. Creedme que os daréis cuenta ;)

Mientras tanto, este sitio y yo nos tenemos que seguir conociendo. De vez en cuando me asaltan ideas extrañas, como por ejemplo lo que acabo de escribir. Juro que cuando empecé hoy, no tenía ni la más remota idea de lo que iba a contar, porque desde luego no lo habría escrito. Me hubiera dado pereza...

3 comentarios:

  1. Totalmente cierto lo que comentas. Aunque a veces dan ganas de escribir, solo escribir, una va interrelacionándose. Mi problema es el tiempo, ahora acabo de cerrar comentarios, solo unos días, porque el tiempo se me viene encima, y extraño a las personas que hacen el favor de visitarme, es especial sentir todo esto en internet.

    Muchos saludos para ti.

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  2. Gracias por pasarte, Magda, muy lindo tu blog, en cuanto reabras comentarios te dejaré un saludo allí :)

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  3. Lo entiendo a la perfección y sobre todo lo respeto. ¿Por qué querría alguien colarse en los sueños de los demás, cuando se sabe que es privada e íntimo y solo compartido por el dueño del sueño? Es parecido... menos violento y un poco más cursi pero parecido.

    Quien sale cuando escribimos dista a veces de quien somos cuando hablamos o nos miran... Lo cierto que es me da hasta miedo pensarlo, no me gusta sentirme observada.

    Sigo...

    Malala

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La ortografía y la gramática son amigas mías. Si las pisoteas, la censura caerá sobre ti. Avisado quedas.

Por lo demás, cuenta lo que te plazca. Despacito y con buena letra.