miércoles, agosto 31, 2005

El grito o el silencio

Me gusta escuchar a la gente, desde que puedo recordar disfruto escuchando. Siempre he dicho que prefiero quedarme callada antes que hablar, algo que mis amigos no dejan de reprocharme.

Desde de mi punto de vista, tiene muchas ventajas: es increíble la cantidad de experiencias nuevas que puedes adquirir sin haberlas presenciado realmente. Pero también tiene sus inconvenientes, claro. Particularmente, me involucro demasiado.

Cada vez que trato de explicar esto me acuerdo de ‘Momo’, aquel libro del genial Michael Ende. Momo era una niña con una capacidad de escuchar inusitada. Conseguía que las personas que le contaban sus problemas se vieran de pronto ante ellos, y tuvieran que enfrentarse a sí mismos para poder salir adelante.

Mi caso es justamente lo contrario. En lugar de conseguir que el otro se enfrente a su situación, me veo lanzada sin previo aviso a su historia. De repente soy yo la que encaro la dificultad y la que tengo que luchar para seguir. En ese momento de pánico, cometo, invariablemente, un error. Doy un consejo. Y una y otra vez, mi consejo es ignorado. No importa cómo, cuándo ni dónde lo diga. La persona que se confía a mí se coloca cuidadosamente una piedra en el camino, choca al pasar y cae. Ninguna de mis advertencias y señales de aviso surte efecto. He fracasado en mi misión, mi ayuda no ha servido de nada, caigo yo a la vez.

Ahora vuelve a ocurrir. Te veo colocar esa piedra, la misma con la que tropezaste tiempo atrás, y dar los mismos pasos hacia el inevitable tropiezo. Si crees que duele una caída, imagina si la sufres con anticipación. Sé que para aprender hay que hacerlo por uno mismo. De nada sirve que te lo expliquen minuciosamente: el sabor del polvo en la boca reseca no tiene descripción posible; si no lo pruebas no lo sabes.

Por eso, esta vez no te voy a decir nada. Voy a dejar que sigas tu inexorable camino hacia la piedra, conteniendo el aliento. Quizá esta vez, si no te distraigo con mi cháchara inútil, dirijas una mirada casual al suelo y consigas elevar tu pie unos escasos centímetros más. Quizás esta vez no caigas del todo, y sólo sea un resbalón, un traspiés un tanto ridículo, pero de más fácil y rápida recuperación. Quizás esta vez vuelvas a caer con estrépito y saborees la agridulce derrota en forma de polvo del camino.

En cualquier caso, no me voy a mover de tu lado, mi mano estará al alcance de la tuya. La tendrás para saltar, para agarrarte en el último momento o para ayudarte a levantar. Lo único que quiero es que sigas incluyéndome en tu historia.

7 comentarios:

  1. Gracias, Akin, me encanta cuando te encanto ;)

    Gillete, ya tenía yo ganas de verte y hablar contigo. No sufras más que ya me tienes en vivo y en directo, ¿cuándo quedamos?

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  2. Hola! Me llamo Fer, estudio contigo en la UAM, encantado de conocerte. ;-)

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  3. OH!!! qué bonito!!! me ha gustado mucho tu historia, sobre todo la parte del final!!! Además puedo confirmar que la historia está basada en hechos reales. SIGUE ASI GUAPA!!! BSITOS

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  4. Jejeje, ¡hola, Fer! bienvenido al club de "locos anónimos", aunque aún no tenemos muy claro qué parte del nombre del club es la que más nos conviene :P

    Gracias, Ele, otro besito para ti, muac!

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  5. Nunca es una intromisión dejar tu opinión en un blog, me encanta que te hayas decidido a hacerlo. Seguiré tu consejo sobre los consejos, jeje, de cualquier forma no puedo evitarlos. Y sí, me gusta Green Day, pero ésa no la conocía, le echaré un vistazo.

    Gracias por tomarte la molestia de leerme, en cuanto esté tu blog en marcha me pasaré a verte :)

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  6. Como buena Géminis, adpato mi personalidad a las circunstancias de quienes me rodean. Con esta inevitable forma de ser por mi parte, tengo el incoveniente de no gustarme combinar ambientes, pues con unos tengo el rol de quien comparte y habla y participa de forma más activa, y con otros el silencio agradable de una buena escucha, del que absorve vivencias y sentimientos y esencias de los demás... como tú. Quizás por eso me siento incómoda al descubrir ante los demás aptitudes que desconocen.

    Al leerte no he podido evitar que me salga una frase, que he apuntado de forma inmediata en mi pequeña libreta de vida : "A veces creo que emito palabras de viento, que en vez de habr dicho algo, por mi boca sólo ha salido un suspiro imperceptible. Al fin y al cabo el resultado ha sido el mismo."

    Sé que entiendes lo dicho, pues es prácticamente igual a lo que tan bien has descrito.

    La implicación viene por el cariño a los demás, por el respeto y por la portección. No es en absoluto mala, sea o no aceptada. Uno de los puntos que te hace especial es tu capacidad para estar ahí, sin tener en cuenta que te hayan oído.

    Amor es dar.

    Malala

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  7. Para amor el que exudas por cada poro de tu piel, Malalita. Tenía la certeza de que tú lo comprenderías mejor que nadie, muak!

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La ortografía y la gramática son amigas mías. Si las pisoteas, la censura caerá sobre ti. Avisado quedas.

Por lo demás, cuenta lo que te plazca. Despacito y con buena letra.