Justo cuando íbamos a salir por la puerta, llamó nuestra atención una serie de panfletillos sobre una mesa. La primera que vi, fue una cuartilla con una viñeta:
Me pareció tan tierna, que decidí llevármela. Me giré para mostrársela a mi amiga y entonces me di cuenta de que estaba petrificada. Sin palabras, me enseñó la siguiente viñeta del montón:
Horrorizada, me uní a su shock. No podía ser cierto. Aquello no estaba ocurriendo. Elena consiguió salir del aturdimiento y trataba de encontrar palabras para nuestra indignación creciente.
- Pues qué curioso, si cambias la palabra 'gays' por 'curas', es lo mismo.
Pero no había nada que compensara aquello. Con decisión casi masoquista, nos lanzamos a rebuscar entre el resto de papelajos, a ver si realmente era una excepción o la norma. Por lo visto, aquello era un refugio sectario. Con la siguiente hoja, mi ira alcanzó cotas indescriptibles:
Para quienes no quieran sufrir una apoplejía leyéndolo, resumo: un niño está desconsolado ante la idea de la muerte y su padre, ateo, trata de consolarle. Al final, al niño se le pasa y es el padre el desconsolado.
No puedo evitar rescatar unas cuantas perlas del texto. Todo empieza como una conversación normal. Explicarle a un niño un concepto abstracto siempre es complicado. Pero rápidamente el lector es conducido a una espiral de despropósitos. Ante la pregunta del niño "¿Dónde estaré yo?", el padre piensa:
En el cielo, está a punto de decir de pronto, al borde de renunciar a sus principios educativos y laicos [...] y siente envidia de los que son capaces de creer.
Aunque finalmente opta por responder con "algo así como la teoría de la reencarnación". Algo así. Lo único que consigue es que el niño se espante aún más ante la idea de convertirse en árbol o pájaro. A estas alturas "el padre está echo polvo" y a mí me entran ganas de llorar con el siguiente argumento. Porque, atención, el padre empieza a hablar de ¡¡física cuántica!! El horror, el horror.
Hay una cosa que es la física cuántica, que dice que a lo mejor, ahora, tú y yo estamos aquí y en millones de sitios a la vez, y que este segundo que está pasando no está pasando, o está pasando infinitas veces, en el universo, o algo así, ¿entiendes?
Punto en el que el niño pregunta con curiosidad "¿Eso es científico?" ¡¡No y tres mil veces no!! ¿Pero quién puede concebir tal sarta de estupideces seguidas? Al parecer, la autora del texto, que nos aseguran que es una actriz a pie de página, y que nunca se ha pasado por la Wikipedia, por si es El Maligno, seguramente. Lo peor es que insiste:
Bueno, sí, y viene a decir algo así como que esto es real sólo porque a nosotros nos lo parece, y entonces podemos pensar que también la muerte sólo es real porque a nosotros nos da esa sensación, o algo así.
Se ha equivocado de película. Eso es en Matrix.
La última frase es casi la única que no es una falacia de todo el relato:
Lo que el niño aún no sabe, piensa, es que todo es incompleto.
En fin, que es como para empapelar con esto a su autora y quemarla viva. Por lo menos.