miércoles, noviembre 21, 2007

Condicionamiento sectario

Hace un tiempo estuve en el Tibidabo, aprovechando la visita de mi amiga Elena. Teníamos un día guiri total, así que subimos en tranvía y funicular, disfrutando del paisaje (y pagando una pasta por ello). Tras las fotos panorámicas de rigor, decidimos dar una vuelta por los alrededores antes de entrar al parque de atracciones. Ante nuestros ojos se elevaba, autoritario, el templo del Sagrado Corazón. Con el espíritu ansioso de los niños pequeños, "¡subamos más alto!", nos decidimos a echar un vistazo. No es que fuera gran cosa, ya desde fuera no prometía mucho, y por dentro decepcionaba más. Ya no se hacen iglesias o catedrales como las de antes...

Justo cuando íbamos a salir por la puerta, llamó nuestra atención una serie de panfletillos sobre una mesa. La primera que vi, fue una cuartilla con una viñeta:
Arreglando el mundo
Pincha en la imagen para verla más grande
Me pareció tan tierna, que decidí llevármela. Me giré para mostrársela a mi amiga y entonces me di cuenta de que estaba petrificada. Sin palabras, me enseñó la siguiente viñeta del montón:
Desarreglando el mundo
Clicka... at your own risk
Horrorizada, me uní a su shock. No podía ser cierto. Aquello no estaba ocurriendo. Elena consiguió salir del aturdimiento y trataba de encontrar palabras para nuestra indignación creciente.
- Pues qué curioso, si cambias la palabra 'gays' por 'curas', es lo mismo.
Pero no había nada que compensara aquello. Con decisión casi masoquista, nos lanzamos a rebuscar entre el resto de papelajos, a ver si realmente era una excepción o la norma. Por lo visto, aquello era un refugio sectario. Con la siguiente hoja, mi ira alcanzó cotas indescriptibles:
El niño ateoEl niño ateo II
Para leer toda la historia, pincha arriba
Para quienes no quieran sufrir una apoplejía leyéndolo, resumo: un niño está desconsolado ante la idea de la muerte y su padre, ateo, trata de consolarle. Al final, al niño se le pasa y es el padre el desconsolado.

No puedo evitar rescatar unas cuantas perlas del texto. Todo empieza como una conversación normal. Explicarle a un niño un concepto abstracto siempre es complicado. Pero rápidamente el lector es conducido a una espiral de despropósitos. Ante la pregunta del niño "¿Dónde estaré yo?", el padre piensa:
En el cielo, está a punto de decir de pronto, al borde de renunciar a sus principios educativos y laicos [...] y siente envidia de los que son capaces de creer.

Aunque finalmente opta por responder con "algo así como la teoría de la reencarnación". Algo así. Lo único que consigue es que el niño se espante aún más ante la idea de convertirse en árbol o pájaro. A estas alturas "el padre está echo polvo" y a mí me entran ganas de llorar con el siguiente argumento. Porque, atención, el padre empieza a hablar de ¡¡física cuántica!! El horror, el horror.
Hay una cosa que es la física cuántica, que dice que a lo mejor, ahora, tú y yo estamos aquí y en millones de sitios a la vez, y que este segundo que está pasando no está pasando, o está pasando infinitas veces, en el universo, o algo así, ¿entiendes?

Punto en el que el niño pregunta con curiosidad "¿Eso es científico?" ¡¡No y tres mil veces no!! ¿Pero quién puede concebir tal sarta de estupideces seguidas? Al parecer, la autora del texto, que nos aseguran que es una actriz a pie de página, y que nunca se ha pasado por la Wikipedia, por si es El Maligno, seguramente. Lo peor es que insiste:
Bueno, sí, y viene a decir algo así como que esto es real sólo porque a nosotros nos lo parece, y entonces podemos pensar que también la muerte sólo es real porque a nosotros nos da esa sensación, o algo así.

Se ha equivocado de película. Eso es en Matrix.

La última frase es casi la única que no es una falacia de todo el relato:
Lo que el niño aún no sabe, piensa, es que todo es incompleto.


En fin, que es como para empapelar con esto a su autora y quemarla viva. Por lo menos.

domingo, noviembre 18, 2007

Soy una burbuja

De pequeña veía y disfrutaba de las películas de Walt Disney, como casi todos los niños en aquella época. Mi preferida era La Sirenita. Creía que algún día podría cantar como ella. Luego crecí y descubrí que eso no iba a ocurrir. Cosas que tiene hacerse mayor (aunque sea un poco).

Ayer me vino a la mente una escena de la película, hacia el final, en la que la gaviota trataba de advertir de un peligro a la sirenita. Resulta que la malvada bruja del cuento estaba a punto de casarse con el bello príncipe, mediante sutiles embrujos que, sin embargo, no podían engañar al reflejo que mostraba su espejo. En su excitación, a la gaviota se le trababa la lengua:
- ¡He visto a la burbuja en el espejo!
A mí siempre me parecía que la siguiente frase, ésa en la que se destrababa y repetía el mensaje correctamente no era necesaria. ¡Cualquier niño lo hubiera entendido! Pero claro, qué sabría yo, si era un mico...

Princesas de cuento: Ariel

Esta imagen la obtuve de aquí, via el blog de Hanami; gracias a ello, tuve la oportunidad de recordar a las princesas de mi infancia. Lástima que ya no pueda mirarlas igual. Y digo lástima porque me parece que debía ser muy feliz, aferrada a mi esperanza de 'algún día...'. Aunque quizás no fuera así. Tiendo a embellecer mis recuerdos. ¿Y por qué no puedo mirarlas igual? Porque soñar con ser princesa es desear una vida triste. Supongo que es cierto. En los cuentos nunca te explican cómo es la vida después de encontrar al príncipe. Es más, ni siquiera te cuentan cómo es realmente el príncipe. Y las princesas de estos cuentos arrastran serios traumas consigo, eso no puede olvidarse por muy emotiva que sea la boda. Pero lo que realmente me preocupa del artículo es haberme reconocido en unas cuantas frases. No diré cuales para no completar mi humillación. Seguro que no es bueno ;)

domingo, noviembre 11, 2007

Máster del Universo

Ya soy niña masterizada :)

Que se prepare el mundo, porque voy...

Los masters del Universo
Clicka para ver más grande, si quieres.





PD: ¿Qué tal lo hago, Maligna Maestra?

lunes, noviembre 05, 2007

Busca el hamiltoniano oculto

No lo he podido evitar, ha sido pensar en una canción friki y me he acordado de este vídeo:



Si Prin Lalá tiene la canción 'La tristeza de un electrón', "Weird Al" Yankovic tiene 'White & Nerdy'. Es una parodia de otro vídeo, como la mayoría de las que tiene este tipo circulando en Youtube, pero con el aliciente de poseer un momento friki sólo apto para físicos (y algún ingeniero despistado).

Os dejo un link a la letra de ambas, para vuestro disfrute personal completo. De nada.



Actualización 9/11/07: Una de las primeras veces que vi este vídeo, recuerdo haber pasado a cámara lenta para encontrar el momento en el que aparece la carta del Trivial Pursuit. No sé si es casualidad, o está pensado con ese propósito, pero se puede leer perfectamente:
Geography: In what city is the largest ball of twine built by one man?
Entertainment: What's the deal with Lindsey Lohan? I mean, seriously?
History: F.D.R. - was he taking in?
Arts & Literature: On what page does Harry Potter die in the next book?
Science & Nature: What is the melting point of a gorilla's head?
Sports & Leisure: How many Wicket Men are there on a 43-Man Squamish team?

Yo pensaba que el grado de frikismo ya no podía superarse de ninguna forma, hasta que encontré el análisis de la Wikipedia. Y no sólo explican las referencias. Advierten de que la ecuación de Schrödinger está mal escrita... ¡y no me había dado cuenta!

Un sinsentido consentido*

Odio que me hagan perder el tiempo. Especialmente cuando realizo una actividad para perder el tiempo. Ya, no tiene sentido, pero de ahí el título del post.

Este sábado he visto tres películas muy malas; de hecho, parecían competir por ser cada vez más malas. La segunda de ellas, cuyo nombre, loados sean los cielos, he olvidado, tenía un final... Cómo explicarlo. Digamos que unos cinco minutos antes de que aparecieran los créditos finales, se descubre que lo que ha ocurrido en la mayor parte de la película es un sueño del protagonista. Oh, bien. Es un recurso que apenas han explotado miles de películas antes que ésta. Al parecer a los guionistas (o quienes quiera que sean) nunca les han explicado que cuando cuentas el mismo chiste tantas veces, acaba por no tener gracia. Sobre todo si lo haces mal. Intentaban utilizar como toque original el hecho de que el argumento se fuera volviendo tan irreal que el propio espectador dedujera la verdad por sí mismo. Disfruto de películas absurdas como la que más, pero esto era un despróposito detrás de otro. Llega un momento en que te preguntas ¿qué demonios está pasando? y ¿por qué debería importarme? En ese instante es cuando te das cuenta de que has perdido tu valioso tiempo de ocio en algo francamente estúpido.

Tan estúpido como para decir que la película de Heidi es lo mejor que vi en toda la tarde. Las regresiones a la infancia son terribles.



(*) Mi pequeño homenaje a Prin lalá. Por haber sacado un disco con canciones frikis. Porque el título quedaba muy molón. Y porque me da la gana. Sobre todo por lo último.